Chovinismo

Dice el Diccionario del Español Actual que chovinismo es un patriotismo exclusivista y poco reflexivo. No sé si era esa la intención del presidente andaluz, Manuel Chaves, cuando calificó de chovinistas y catetos a quienes pretendan medir las fuerzas de las agrupaciones provinciales socialistas en función del número de consejeros obtenidos por cada territorio. "Son consejeros de toda Andalucía y no de donde proceden", fue el mensaje a navegantes que mandó Chaves al hacer pública la lista de su nuevo Gobierno. Apenas se habían dado a conocer los nuevos consejeros y el secretario de Organización del PSOE de Jaén, Francisco Reyes, sacaba pecho en todas las emisoras locales al valorar la "histórica" presencia de cuatro jiennenses en el Consejo de Gobierno: Gaspar Zarrías, Francisco Vallejo, Concha Gutiérrez -todos ellos por el PSOE- y el andalucista Antonio Ortega, también incluido en la eufórica valoración del dirigente socialista. Puestos a sumar, qué más da el color político, lo que parece importar es que sea de Jaén.

Un día antes se había repetido la historia desde la otra acera política. La sede del PP era un hervidero de politiquillos subiendo a los altares al nuevo ministro de Hacienda, el también jiennense Cristóbal Montoro, el mismo que unos meses antes no era aceptado por el aparato provincial del partido para encabezar la lista al Congreso. Al final, Gabino Puche y compañía vieron como Madrid les colaba un gol por la escuadra y ahora están temerosos de que Montoro les recuerde aquellos movimientos. Pero ahí no queda todo. Los jiennenses José Pliego y Micaela Navarro acaban de ser nombrados portavoces socialistas de Agricultura y Mujer en el Congreso, mientras que al menos una docena de jiennenses están en las quinielas de los cargos intermedios de las distintas consejerías. Es una evidencia, pues, que Jaén pinta cada vez más en el espectro político, aunque no se sabe muy bien si ese peso cuantitativo tiene al final una traslación en la política que le llega a los ciudadanos en el día a día.

De momento, parece normal pensar que ese ensalzamiento de la patria chica que los políticos locales hacen de sus embajadores en Sevilla y Madrid invite al optimismo a unos ciudadanos cada vez más desapegados de la vida pública. Que nos quiten lo bailao, pensarán algunos. Más vale ser chovinista que espectador impasible. Y de eso Jaén sabe mucho históricamente.

GINÉS DONAIRE